Introducción
Dentro de la dinámica de las sociedades modernas, uno de los problemas más comunes dentro de los Juzgados que administran la Justicia, principalmente en materia Familiar, es la de la disolución de las familias, es por ello que nuestro entorno sociológico se ve considerablemente dañado y como es de conocimientos de los estudiosos en derecho, que el núcleo del desarrollo de las civilizaciones en las que se encuentra inmiscuido el ser humano por naturaleza es la familia, como bien se expone en el artículo “La importancia de la familia en la sociedad, sus virtudes y valores humanos” que a la letra dice:
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La familia siempre ha sido y es, el principal pilar de la sociedad. Es el lugar donde los miembros nacen, aprenden, se educan y desarrollan. Debe ser refugio, orgullo y alegría de todos sus miembros. Cuando la familia tiene problemas, alegrías o tristezas internas, repercuten en todos los familiares, sufriéndolos o disfrutándolos, debido a su total interrelación. Todas las legislaciones del mundo, tienen que tener leyes, que protejan el concepto de la familiar y facilitar lo más posible su unión y continuidad. La familia se convierte en un castillo, que además de servir de refugio de sus componentes, estos tienen que defenderla a ultranza, de todos los ataques que le hagan. No pueden permitir que lo dañino pase sus puertas. Todos tienen que formar un solo cuerpo, para defender su propia vida presente y futura.
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Los padres deben saber, que detrás de cada niño o joven mal educado, suele haber una familia disfuncional, bien sea por la composición de ella o porque no cumple las obligaciones ineludibles de unidad, formación y entrega a los compromisos adquiridos al formarla. No se puede echar la culpa a los niños, ni a los jóvenes, por algunos de sus malos comportamientos, hay que buscar su origen, para corregirlo. Normalmente es que ha habido mal funcionamiento, de sus familias en conjunto o que han recibido mal ejemplo, de algunos familiares.
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El problema más grande que tiene la familia, es su descomposición, principalmente motivada por el divorcio de los padres. En ese caso la familia, queda contaminada de esa desgracia para siempre e incluso, perneada para las sucesivas generaciones. Las cuales ven como el concepto de unidad y continuidad, que habían aprendido, se ve roto por una decisión de los padres, en perjuicio de los demás componentes de la familia. La mayoría de los problemas que tiene la sociedad, tienen su origen en esa descomposición de la familia. No se puede tener una sociedad fuerte y bien formada, con el porcentaje tan grande de familias divorciadas una o varias veces y otros tipos también llamados familias. Los hijos y siguientes generaciones, que se han educado en esas graves situaciones, tienen muchas probabilidades de continuar con las mismas actitudes de descomposición familiar, pues lo que han visto y sufrido, llega un momento que lo ven normal, ya que la misma familia disfuncional, se encarga de transmitirlo de generación en generación. Es muy difícil que una persona que se ha criado así, tenga la fortaleza de rechazar esas situaciones y haga el esfuerzo por no repetir las mismas andanzas. Máxime cuando está rodeado de personas, que consideran normal a esas familias contaminadoras socialmente de su situación, pues esas familias se encargan continuamente y con muchos subterfugios, de pregonar a sus hijos, descendientes, familiares y amigos que su situación familiar irregular, es normal en los tiempos actuales.[1]”
Determinar cuáles son los factores que provocan la disolución familiar es estrictamente indispensable para poder hacer frente al problema y en consecuencia mejorar nuestra calidad de vida y la de nuestros hijos.
De acuerdo con los registros del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) presentado en la página radaresnoticias.com[2]:
México (16-03-2015) los divorcios en México aumentaron 22.8 por ciento entre 2011 y 2013. La mayoría son solicitados por las mujeres, pero prevalece el mutuo consentimiento como la causa principal.
Los datos más recientes del INEGI revelan, además, que los mayores motivos para que las esposas pidan la separación de sus parejas, son por violencia intrafamiliar, agresión física y psicológica con crueldad, amenazas o injurias, así como negativa a contribuir voluntariamente o por sentencia del juez familiar al sostenimiento del hogar.
De la primera causal, es decir por agresiones a las mujeres de sus maridos, en 2011 correspondió el 76.3 por ciento, que subieron al siguiente año al 77.2 por ciento, aunque bajaron al 73.2 por ciento en 2013.
Sobre la negativa a cumplir con el sostenimiento familiar, el monto es mayor, con el 90.2 por ciento de las féminas en 2011 y el 91.2 por ciento en 2012. Sin embargo, la tendencia cambió en 2013, pues fueron los hombres quienes de los 633 divorcios por tal razón, presentaron el 44.4 por ciento, mientras las esposas el 36.5 por ciento.
Para 2011 se reportaron 78 mil 086 divorcios entre esposos en nuestro país, de los cuales el 63.4 por ciento fueron por mutuo consentimiento, equivalentes a 49 mil 545. En tanto, el 19.6 por ciento lo solicitaron las mujeres, el 14.4 los varones, y en el 19 por ciento -segunda razón general-, el motivo, separación del hogar conyugal.
Adulterio o infidelidad sexual, apenas representó el 0.65 por ciento ese año, con 515 casos, donde las esposas presentaron la demanda por eso en el 57.1 por ciento, y los maridos el restante 42.9 por ciento.
En 2012 subieron a 86 mil 610, 10.9 por ciento más respecto al anterior, pero bajaron los de común acuerdo en cuanto a porcentaje, que fue de 60.46 por ciento, o sea seis de cada 10, con 52 mil 368; pero en los demás, el 21.4 por ciento lo pidieron las féminas, y en el 15.7 los varones.
Por separación del hogar conyugal, 15 mil 291 casos, el 17.65 por ciento, el 53 por ciento promovidos por las representantes del sexo femenino. Ante adulterio o infidelidad, 482, el 0.55 por ciento, menor al año previo, de los cuales el 58.4 por ciento impulsado por las mujeres, y en el restante 41.6, los maridos.
Ya en 2013, aumentaron a 95 mil 937 separaciones legales en territorio mexicano, el 22.8 por ciento más respecto a 2011, aunque cayeron en nueve puntos porcentuales los consensados entre las parejas, si se toma en cuenta el 2012, y de 11 en relación a 2011. De éstos se reportaron 49 mil 490, la menor cifra en los tres años de medición, y el 51.5 por ciento del total.
Del resto, el 25.7 por ciento lo demandaron las cónyuges; el 19.4 por ciento los hombres. También subieron drásticamente los divorcios por la separación del hogar, con 28 mil 184, el 29.3 por ciento, 12 puntos más a los de la anualidad anterior.
Ante adulterio e infidelidad, se dieron 575 juicios, el 0.60 por ciento general, y aumentaron de manera desproporcionada los presentados por las esposas, con el 83.2 por ciento, por el 16.8 de los varones.
En cuanto a la edad media promedio de las personas al momento de divorciarse, ésta es de 39.5 años en el caso de los maridos, y en las mujeres baja a 37 años. Ambos al 2013, que fue en aumento a partir de 2009, cuando era de 35.7 años en las del sexo femenino, y de 38.3 en los del masculino.
De la información anterior, podemos concluir que una de las principales causas de separación en México es por violencia intrafamiliar, por tal motivo, todos nuestros esfuerzos se evocarán a distinguir y diferenciar las causas de la cuestión en mención.
[2] http://radaresnoticia.com/noticias-mexico/142403-incrementan-22-los-divorcios-en-mexico-inegi